No es fácil desterrar el plástico de los envases, al menos por el momento. Aunque la industria está concentrando esfuerzos para reducir la huella ambiental, el proceso para cerrar el círculo de la sostenibilidad es tremendamente complejo. Por un lado, hay que recuperar y gestionar los desechos que ya están causando problemas en el medio ambiente y, por otro, hay que optimizar los modelos de producción, encontrando alternativas biodegradables, migrar de plástico reciclable a plástico reciclado, apostar por el ecodiseño para minimizar los recursos utilizados (tanto en su fabricación como en el transporte) e incentivar la reutilización de los envases.
Tomando conciencia sobre el problema del plástico de los envases
Algo está cambiando en la forma de producir de la industria cosmética. La alarma social creada por la creciente presencia de plásticos en los océanos (según World Economic Forum, en el año 2050 habrá más plástico que peces en el océano) y el terrible mensaje que lanzan las asociaciones ecologistas de que no hay un plan B para recuperar los ecosistemas devastados, han actuado como acicate para que los fabricantes de bienes de consumo se pongan manos a la obra para romper el círculo vicioso de la generación de residuos.
Según el informe «Actitudes frente a la basuraleza«, elaborado por Ecoembes y Seo/BirdLife, el 54% de los españoles se siente preocupado por la contaminación de la naturaleza y el 41% opina que el abandono de basura en la naturaleza será menor en un plazo de cinco años. Esta preocupación por el medio ambiente está modificando los hábitos de consumo: nueve de cada diez consumidores de la Unión Europea demandan una legislación más severa sobre envases sostenibles, según la asociación europea Pro Carton.
La industria cosmética lleva tiempo involucrada en la reducción del uso de plásticos, no solo en los envases, sino también en las propias fórmulas: la Unión Europea ha puesto como plazo el año 2020 para eliminar los microplásticos. No obstante, el último informe realizado por Cosmetics Europe (Asociación Europea de la Industria Cosmética), revela que la industria cosmética ya ha reducido el uso de microplásticos en un 97,6%, con lo que se está cerca de alcanzar el objetivo propuesto.
«Esto representa más de 4.250 toneladas de microesferas de plástico sustituidas y eliminadas gracias al esfuerzo que la industria ha dedicado para la reformulación de los cosméticos», explica Loïd Armand, presidente de Cosmetics Europe.
Olga Orós, directora general de cosmética de gran consumo de Henkel Ibérica, corrobora la transformación que está experimentando la industria de la belleza:
«Desde 2014 nuestros nuevos productos cosméticos en Europa no contienen microplásticos y a partir de 2016 implementamos la misma iniciativa en todo el mundo. Como segundo paso, ya hemos comenzado a eliminar de nuestros productos los opacificantes (encargados de conferir un aspecto blanco y cremoso al cosmético) fabricados a partir de materiales plásticos sintéticos sólidos. A partir de 2020, solo utilizaremos opacificantes naturales o biodegradables en nuestros productos de consumo en todo el mundo».
Henkel se ha fijado como objetivo para 2025 que el 100% de los envases sea reciclable, reutilizable o compostable. En el mismo período de tiempo, la compañía quiere utilizar en Europa un 35% de plástico reciclado en sus productos de bienes de consumo.
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Sin embargo, no es tarea fácil eliminar de un plumazo el plástico de los envases, que está presente en el 63% de los productos de alimentación, belleza y cuidado del hogar, según datos de Euromonitor International. En primer lugar, porque es un material con muchas ventajas: «Es robusto, protege los productos hasta el momento de su uso o durante el transporte, es fácil de almacenar y de utilizar por los consumidores. También pesa menos que otros materiales alternativos, lo que supone un menor impacto de emisiones en su transporte», apunta Orós, directora general de cosmética de gran consumo de Henkel Ibérica, al reflexionar sobre la demonización del plástico.
Desde el equipo de comunicación internacional de The Body Shop también se invita a la reflexión: «En ocasiones, la producción de plástico puede ser más ecológica que las alternativas. Hay que encontrar un punto de equilibrio entre el impacto ambiental de la producción, el transporte, el uso que hace el consumidor, la eliminación responsable y el potencial de reutilización y reciclaje». Aquí parece estar la clave y a la vez el enorme reto para alcanzar una economía circular alrededor del plástico.
«Las grandes compañías de la industria cosmética nos enfocamos hacia una economía circular. Esto implica a toda la cadena de valor, desde materias primas, fabricación, transporte, uso, reciclaje…», explica Orós.
Por su parte, Íñigo Larraya, director de RSC y sostenibilidad de L’Oréal España, apunta que el grupo L’Oréal ha adoptado la regla de las 3 Rs desde la etapa del diseño: respetar el medio ambiente, reducir la cantidad de recursos necesarios y reemplazar los materiales tradicionales por alternativas que sean reciclables y biodegradables.
¿Hay alternativas al plástico?
El segundo motivo por el cual todavía se sigue empleando mayoritariamente plástico en los envases es que las alternativas denominadas bioplásticos (materiales derivados de vegetales) muchas veces no son tan sostenibles como parece. Larraya explica que para incorporar la utilización de bioplásticos, es necesario sopesar su impacto ambiental. Para estudiar si las alternativas son viables, L’Oréal cuenta con la herramienta SPOT, que analiza el análisis de ciclo de vida y que tiene en cuenta los diversos impactos ambientales de un producto a nivel global.
«Hemos tenido casos en los que la huella de un bioplástico era mayor que la de un plástico estándar, ya que para su cultivo hay que emplear mucho terreno y recursos como el agua. No hay una solución uniforme», apunta Larraya.
Hay otros factores a considerar, como apuntan desde The Body Shop, ya que algunos bioplásticos poseen en realidad un bajo porcentaje de material renovable (a veces solo un 20%), otros plantean problemas en torno a la reciclabilidad y algunos no son tan biodegradables como pudiera parecer, ya que el tiempo y las condiciones necesarias para su biodegrabilidad pueden variar mucho y prolongarse en el tiempo.
En cualquier caso, esta es una senda abierta a la innovación científica y que todavía tiene mucho camino para recorrer. De hecho, el pasado mes de febrero se publicaba la noticia de un nuevo método para producir plástico a partir de azufre, lo que ahorraría 300 millones de toneladas de plástico y que, además, daría lugar a un tipo de material plástico fácilmente reciclable, según los investigadores de la Universidad de Liverpool que han participado en el estudio.
¿Y si se prescindiera del envase? No es una idea descabellada, pero requiere cambiar el modelo de los productos, pasar de geles, champús y lociones líquidas a un formato sólido. Es la filosofía por la que apuesta Lush para llevar a cabo una «revolución cosmética» para salvar el planeta.
«Por ejemplo, los champús sólidos concentran tres botellas de 250 gramos de champú líquido. Cada pastilla dura entre 80 y 100 lavados (dependiendo del grosor, longitud y largo del pelo). La huella de carbono se reduce de forma drástica con los productos sólidos. Un camión lleno de pastillas de champú sólido equivale a los mismos lavados que 15 camiones de producto líquido», explican desde Lush.
En la actualidad, la marca cuenta con un 50% de productos sólidos sin envases en su lineal fijo y tres de sus tiendas (Milán, Berlín y Mánchester) venden el 100% de productos libres de envases.
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Reutilizar los recursos
Otra de las vías sobre la que se trabaja es la reutilización del plástico, para lo que hace falta una tecnología especial que permita homogeneizar el material recuperado. Elio Estévez, director de comunicación científica y sostenibilidad de Procter & Gamble, subraya el avance logrado desde la compañía, al desarrollar una tecnología que ha conseguido eliminar el color, el olor y los contaminantes del polipropileno reciclado (PP) y que Procter va a compartir con empresas de todo el mundo para impulsar la reutilización del plástico a nivel global. De momento, el primer paso ha sido un envase de champú de H&S, que está realizado con un 20% de plástico reciclado recogido en playas.
En L’Oréal, también trabajan en esta línea y ya cuentan con envases reciclados, reciclables y reutilizables, como el del champú Source Essentielle, de L’Oréal Professionnel, fabricado con un 50% de plástico reciclado; y el champú Botanicals, de L’Oréal Paris, que se envasa en plástico 100% reciclado.
Recuperación de los desechos
Todas las acciones puestas en marcha por las compañías cosméticas solo tienen sentido si forman parte de un movimiento global, si industria y consumidores constituyen una cadena eficaz de producción y consumo sostenible. Por este motivo, la alianza de Procter & Gamble con PureCycle Technologies (compañía especializada en la recuperación de plástico) es tan importante, porque suma el avance tecnológico de la multinacional a la experiencia del manejo de residuos plásticos de PureCycle Technologies, algo necesario para acelerar la reducción de la huella ambiental.
Íñigo Larraya subraya que es «imprescindible la colaboración». De ahí que L’Oréal esté implicada en diversas iniciativas de desarrollo sostenible: Plastic Economy, Global Compact y ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible, de Naciones Unidas).
Olga Orós señala que Henkel se ha unido a Alliance to End Plastic Waste (AEPW), una organización que estudia el desarrollo de soluciones para minimizar y gestionar los residuos plásticos, de la que ya forman parte 30 empresas, como Procter & Gamble, Basf y Clariant, por citar solo algunas, y que reúne a actores de la industria que fabrican, comercializan, procesan, recopilan y reciclan plásticos. Hasta el momento este consorcio ha invertido 1.000 millones de dólares e invertirá otros 1.500 en los próximos cinco años para eliminar residuos plásticos del medio ambiente.
¿Qué podemos hacer los consumidores?
El último eslabón de la cadena, el consumidor, es una figura imprescindible para cerrar el círculo del consumo sostenible. «Creemos que el futuro de la cosmética sostenible se centrará en la capacidad de los consumidores para reutilizar y alejarse de productos de un solo uso», explican desde el departamento de comunicación de The Body Shop. Una filosofía que ya está operativa en L’Oréal, con el programa «Recicla y te premiamos« para su marca Kiehl’s, que premia a los clientes que devuelven los envases vacíos en el punto de venta con puntos que se acumulan para conseguir productos gratis.
En Lush, incentivan a los consumidores a colaborar en la recogida de envases y aquellos que retornan cinco botes negros de sus cosméticos (envases fabricados a partir de polipropileno 100% reciclado) reciben una mascarilla de regalo:
«En los últimos doce meses nos han devuelto siete toneladas de botes negros de plástico para reciclar», indica Suzy Hill, del equipo Earth Care (Cuidado de la Tierra), de Lush.
Este reportaje se ha publicado en el número 73 de la edición impresa de NewsFragancias (si desea suscribirse, envíenos un correo a newsfragancias@newsfragancias.com)
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