Entre dos y cuatro. Estos son los kilos que, por término medio, acabamos añadiendo a nuestro cuerpo cada Navidad. Si no quieres que te pase -ni tampoco te apetece renunciar a disfrutar de una buena mesa-, pon a prueba estos sencillos trucos ¡No te pesará!
No te dejes llevar por la obsesión de que vas a engordar si o si estos días. Eso solo hará que aumente tu ansiedad y no puedas disfrutar al máximo de las fiestas y las reuniones especiales. En lugar de eso, tómalo como lo que son: momentos excepcionales y muy puntuales que no tienen por qué alterar tu figura ni, especialmente, tu salud.
- Con la tripa llena: Es el pilar básico para no caer en ningún tipo de excesos. Los días clave, asegúrate de tomar comidas sanas y saciantes y acompáñalas con una merienda en la que no falten ingredientes como los pepinos, la zahanoria, una manzana y alimentos bajos en grasa como la pechuga de pavo. Así no tendrás demasiado hambre cuando te sientes a cenar y te resultará más fácil evitar los picoteos.
- Entrantes crudos: Encurtidos como los pepinillos o los mejillones en escabeche y crudités como unas tiras de zahanoria crudas son unos entrantes frescos, originales y ligeros.
- Sin prisa: Cuando comiences a cenar, procura hacerlo despacio y masticando bien. La explicación es muy sencilla: desde que empezamos a comer hasta que el cerebro se siente «saciado» pasan 20 minutos. Por eso, si comes deprisa tendrás la sensación de haberte quedado con hambre.
- Acierta con el menú: Si vas a ser la anfitriona, elabora un menú apetecible y ligero a la vez protagonizado por productos muy de temporada, como un ceviche de merluza, marisco cocido o a la plancha, lombarda, pescados al horno o ahumados.
- Si y no: Olvídate del pan y de las bebidas con alcohol para no sumar excesivas calorías. Y en el postre, sustituye los dulces por una rodaja de piña asada o unas onzas de chocolate lo más puro posible.