La tienda, 93 metros cuadrados en el centro financiero de Nueva York, se dedica por completo a las líneas de fragancias y los ancillaries del catálogo de Hermès.
Brookfield Place es un complejo de edificios comerciales y financieros alzado al sur de Manhattan, muy próximo al World Trade Center, que se ha convertido en el destino más solicitado por las firmas de lujo. Allí es donde se enclava la primera perfumería de Hermès, contemplada por la marca como una oportunidad para brindar una experiencia de compra única e inmersiva.
“Aquí se ensambla todo lo que Hermès tiene que ofrecer para complacer los sentidos olfativos, permitiendo que cada uno experimente libremente la profusión y la creatividad de nuestras esencias”, explica el director y consejero delegado de Hermès, Alex Dumas.
La tienda de 93 m2 ha sido diseñada por Denis Montel, el arquitecto de cabecera de Hermès. Reproduce los mismos códigos de las boutiques de la marca (tonos neutros, mármol, toques de maderas finas y cuero) pero añade un toque local diferenciador: unas proyecciones verdes de plantas, árboles y flores sobre una pared de hormigón, que no deja de ser un guiño poético a la ‘jungla de asfalto’. El mobiliario lo componen estantes, sillas, sofás y bancos, que terminan por configurar la sensación de estar en un apartamento.
El espacio muestra todas las colecciones de fragancias de la casa, incluyendo los artículos de baño Le Bain y la línea de perfumes de la casa creada recientemente por Céline Ellena. La hija del legendario perfumista Jean-Claude Ellena ha creado en exclusiva para la tienda una vela homenaje a la ciudad.