Stanpa ha dado una rueda de prensa en la sede de la CEOE, en Madrid, para concienciar de los perjuicios que las falsificaciones de perfumería y cosmética causan en la salud, la sociedad y la economía.
El problema de las falsificaciones en la perfumería va a más, siendo especialmente grave en España. Según datos de la EUIPO (Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europa), el sector local de la perfumería y cosmética pierde un 17% de sus ventas anuales, equivalente a unos 950 millones de euros al año, un porcentaje que dobla la media europea, situada en el 7,8%.
Al factor económico se une una problemática más grave vinculada a entramados criminales que mediante las falsificaciones cometen graves delitos penales. Se sabe que el 90% de los perfumes falsificados tiene procedencia china y que las vías de entrada a Europa y a nuestro país cambian dependiendo de la permeabilidad de las fronteras. La última puerta detectada por las autoridades ha sido Turquía.
Para concienciar al consumidor final, Stanpa ha hecho hincapié en los riesgos para la salud que suponen algunos de los componentes de los perfumes falsos.
Mediante la técnica de Cromatografía de Gases/Espectrometría de Masas (CG/EM) de algunos de los perfumes más falsificados, Stanpa ha comprobado que frente a los más de 80 componentes que tiene un perfume original, las falsificaciones no suelen superar los 25 y en la mayoría de los casos son diferentes a los que contiene el original.
Las falsificaciones contienen gran cantidad de agua como base, hasta un 50%, y etanol industrial o de baja pureza como disolvente.
En alguna de las muestras analizadas se han hallado compuestos prohibidos, como el etilenglicol. Además, las falsificaciones carecen de protección UV, lo que puede originar una fotodegradación y generar sustancias que produzcan dermatitis, reacciones alérgicas, manchas en la piel, etc.
«El principal problema de los perfumes falsificados es que se fabrican en instalaciones fuera del control de las autoridades sanitarias y no se notifican a las autoridades europeas», explica la directora técnica de Stanpa, Carmen Esteban. «Los ingredientes no pasan ningún control de calidad ni respetan las medidas de evaluación de seguridad que establece el Reglamento Europeo de Cosméticos, algo grave en un producto que está durante horas en contacto con nuestra piel».
La falsificación genera una situación de indefensión al afectado. Ante la ausencia de una entidad responsable que fabrique la falsificación, el consumidor no podrá reclamar a nadie si percibe algún perjuicio por el producto, cosa que sí podría hacer ante un producto original. Y en el caso de sufrir alguna reacción o alergia tampoco podrá identificar el componente causante.