Se han hecho de rogar, pero al fin los perfumes de Philippe Starck han llegado. Interesante ejercicio, un creador reconocido se une a tres perfumistas consagrados, sin límites, sin reglas, dejando volar la fantasía. Una exploración de nuestro interior a cargo de la tribu de los que buscan otras cosas: sorpresa, inteligencia, originalidad, amor.
Starck París es una mirada fresca al mundo del perfume convencional, no se parece a lo que conocemos, es la plasmación de las emociones íntimas y de la imaginación vívida, el espacio entre la poesía y la ciencia. Y para conseguir todo esto, Philippe Starck se ha unido con tres perfumistas, dos mundos que se complementan y que contrastan. Amor, respeto y corazón abierto para crear nuevas perspectivas.
Para Philippe Starck un perfume es poesía, emoción, hacer visible lo invisible, soñar, lo inmaterial unido al dominio de la materia. Esta materia que dominan los perfumistas, sumando ciencia. Los ejecutores de esta nueva historia son Dominique Ropion, Daphne Bugey y Annick Menardo. Ellos son los encargados de co-crear con Philippe y subvertir las normas sin buscar el encorsetado perfeccionismo comercial.
Tres fragancias
Starck París propone tres perfumes a través de una historia de amor con la piel. A través de ella tocamos la mente, las emociones y el alma y entonces surgen: Peau de Soie (Piel de Seda), Peau d’Ailleurs (Piel de Otro Lugar) y Peau de Pierre (Piel de Piedra).
Peau de Soie es una co-creación de Dominique Ropion, un compositor con el poder de tocar el alma y despertar los sentidos. Peau de Soie es una fragancia paradójica en la que la feminidad florece a partir de una semilla masculina. Evoca el misterio de la esencia femenina, un perfume de mujer en la superficie, pero dentro contiene el corazón de un hombre. El límite entre ambos es la piel de seda.
Peau de Ailleurs es una co-creación de Annick Menardo, una yuxtaposición entre la espontaneidad y el análisis, una exploración de nuestro interior, el aroma del vacío y de la desmaterialización. Un perfume del que nunca hemos oído hablar, que no podremos recordar, ni siquiera nombrar. Un perfume que no tiene que ver con el género, sino con el espíritu puro. Solo existe en el reino de lo inconsciente.
Peau de Pierre, co-creación de Daphne Bugey, es una fragancia masculina que desvela su lado femenino, es la membrana, el símbolo de la ambigüedad. Es la esencia de un hombre alejado de la simpleza, creador de sueños y pensamientos filosóficos. Philippe Starck aprecia la ambigüedad, el contacto del hombre con su lado femenino que le enriquece. Un perfume masculino con un interior femenino.
Tres perfumes libres como la imaginación, como los sueños.
Una burbuja
El frasco de Starck Paris trata de redirigir la elegancia a través de un estilo depurado y mínimo: menos material, menos ruido, menos diseño, hasta llegar a un envase puro y poético que evoca una burbuja que se multiplica al juntar los tres perfumes. Una verdadera escultura depurada al máximo que también se proyecta sobre el estuche. La fuerza del diseño llevada al lineal de la perfumería.